Retiro en UNIDAD: Mi primera vez en Colombia y la magia de lo invisible

Aún con el corazón latiendo fuerte y el alma rebosante de gratitud, intento poner en palabras lo que he vivido en este Retiro en UNIDAD en Colombia. Y me doy cuenta de que no es sencillo. Hay experiencias que van más allá de lo que se puede explicar, momentos en los que el tiempo parece detenerse y en los que todo cobra sentido desde un nivel más profundo, más real.

Era mi primera vez guiando un retiro en esta tierra sagrada, en esta montaña que parece tocar el cielo, y lo que he recibido ha sido mucho más grande de lo que jamás imaginé.

Llegamos con historias, como desconocidos, con emociones a flor de piel, con expectativas y con incertidumbre. Pero lo que nos llevamos es unidad, una familia. En estos cuatro días, nos hemos sumergido en un campo de energía donde lo invisible se hace palpable, donde la mente se aquieta y el corazón se expande.

Cada respiración, cada silencio compartido, cada risa y cada lágrima fueron parte de un viaje de sanación. Nos permitimos soltar lo viejo, dejar morir lo que ya no nos sirve, y renacer con una mirada nueva, con una vibración más alta. Hemos sincronizado nuestros latidos con el pulso de la vida misma y de lo sutil.

Fuimos muchas almas reunidas en esta experiencia, y cada uno de nosotros fue un espejo del otro. Nos reflejamos en el otro, nos encontramos en el otro, y comprendimos que nunca hemos estado separados.

En cada meditación, en cada respiración guiada, en cada abrazo sentido, en cada instante en el que permitimos que la energía fluyera libremente, algo en nosotros cambió para siempre.

Lloramos. Reímos. Bailamos. Saltamos. Y sanamos. Porque sanar no es solo soltar el dolor, sino también abrazar la alegría, la belleza y el milagro de estar vivos.

Nada de esto hubiera sido posible sin quienes han hecho de este retiro un portal de transformación. Gracias a mi querida Dra. Luz Adriana, a Daniel Tirado, el creador de este lugar mágico en Medellín, a Silicon Valley, esta montaña sagrada que nos abrazó con su energía, y a Okti, que con su lente capturó lo que es difícil de explicar con palabras.

Y gracias a cada uno de los que estuvieron aquí, por abrir el corazón, por entregarse al proceso, por confiar en la vida y en lo que está por venir.

Este retiro no ha sido el final de nada. Es un inicio, una semilla plantada en cada uno de nosotros para seguir expandiéndonos en unidad.

Hoy regreso con la certeza de que lo que vivimos fue real, de que la energía que creamos juntos sigue latiendo, de que creer es crear.

Nos volveremos a encontrar, en otro lugar, en otro momento. Porque cuando la vibración es alta y el propósito es claro, el universo siempre conspira para reunirnos de nuevo.

Con todo mi amor,
Tony Espigares

PD: Aquí te dejo los futuros retiros, Lanzarote, eventos en Madrid, Mexico y Santigago de Compostela y Argentina